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Alegoría
de la Calunnia, Sandro Botticelli (1496-1497)
Indiscutiblemente que esta "parte" de la pintura, está relacionada con LA CALUMNIA, algo muy natural y normal desde el punto de vista de la Conducta Humana de estas épocas, dichoso aquel que pueda lograr mantenerse al margen de la Calumnia, y no reaccionar cuando es Calumniado, dijéramos no reaccionar con las parte Egóicas que nos hacen ser de Juicio Débil, y de apresurada decisión, más aun de acción insubstancial, para los principios de un hombre que se quiere transformar. Pero hemos visto en este Arte, la maravillosa oportunidad de conocernos a nosotros mismos, veamos que todos los Sabios de la Antigüedad dicen: "En la medida que dejes de criticar al prójimo, tu vida interior se enriquecerá“... O sea que la trasmisión de esta imagen donde encontramos, los dos aspectos de una misma situación, esperamos que nos dejen en claro nuestras actitudes... Vemos a la mujer en posición de hablar, de expresarse, pero con la característica que esta desnuda, indicándonos que está hablando con el Corazón , o sea Sinceramente , es decir "desnuda", ante la opinión pública ... pero acecha otro personaje un tanto , o dijéramos muy dañino, que causa estragos en las comunidades, en la Sociedad, que es "La Calumnia", vestida de ropajes negros, con un rostro terrible, perverso y malvado ,acecha a la que Sinceridad que está exponiendo , para registrar su discurso y luego en la oportunidad más estudiada, deformar, el Discurso , y transformarlo en irrealidades, y en palabras jamás articuladas ... conclusión aparece La Calumnia. Pero veamos estos más en detalles desde el punto óptico, de la Filosofía y Psicología Gnóstica Que es el EGO? por definición del V.M.Samael El Yo Psicológico Esta cuestión del mí mismo, lo que yo soy, eso que piensa, siente y actúa, es algo que debemos auto-explorar para conocer profundamente. Existen por doquiera muy lindas teorías que atraen y fascinan; empero de nada serviría todo eso si no nos conociésemos a sí mismos. Es fascinante estudiar astronomía o distraerse un poco leyendo obras serias, sin embargo resulta irónico convertirse en un erudito y no saber nada sobre sí mismo, sobre el yo soy, sobre la humana personalidad que poseemos. Cada cual es muy libre de pensar lo que quiera y la razón subjetiva del animal intelectual equivocadamente llamado hombre da para todo, lo mismo puede hacer de una pulga un caballo que de un caballo una pulga; son muchos los intelectuales que viven jugando con el racionalismo ¿Y después de todo qué? Ser erudito no significa ser sabio. Los ignorantes ilustrados abundan como la mala hierba y no solamente no saben sino además ni siquiera saben que no saben. Entiéndase por ignorantes ilustrados los sabihondos que creen que saben y ni siquiera se conocen a sí mismos. Podríamos teorizar hermosamente sobre el yo de la Psicología, mas no es eso precisamente lo que nos interesa en este capítulo. Necesitamos conocernos a sí mismos por vía directa sin el proceso deprimente de la opción. En modo alguno sería esto posible si no nos auto-observáramos en acción de instante en instante, de momento en momento. No se trata de vernos a través de alguna teoría o de una simple especulación intelectiva. Vernos directamente tal cual somos es lo interesante; sólo así podremos llegar al conocimiento verdadero de sí mismos. Aunque parezca increíble nosotros estamos equivocados con respecto a sí mismos. Muchas cosas que creemos no tener tenemos y muchas que creemos tener no tenemos. Nos hemos formado falsos conceptos sobre sí mismos y debemos hacer un inventario para saber qué nos sobra y qué nos falta. Suponemos que tenemos tales o cuales cualidades que en realidad no tenemos y muchas virtudes que poseemos ciertamente las ignoramos. Somos gente dormida, inconsciente y eso es lo grave. Desafortunadamente pensamos de sí mismos lo mejor y ni siquiera sospechamos que estamos dormidos. Las sagradas escrituras insisten en la necesidad de despertar, mas no explican el sistema para lograr ese despertar. Lo peor del caso es que son muchos los que han leído las sagradas escrituras y ni siquiera entienden que están dormidos. Todo el mundo cree que se conoce a sí mismo y ni remotamente sospechan que existe la doctrina de los muchos. Realmente el yo psicológico de cada cual es múltiple, deviene siempre como muchos. Con esto queremos decir que tenemos muchos yoes y no uno solo como suponen siempre los ignorantes ilustrados. Negar la doctrina de los muchos es hacerse tonto a sí mismo, pues de hecho sería el colmo de los colmos ignorar las contradicciones íntimas de que cada uno de nosotros posee. Voy a leer un periódico, dice el yo del intelecto; al diablo con tal lectura, exclama el yo del movimiento; prefiero ir a dar un paseo en bicicleta. Qué paseo ni qué pan caliente, grita un tercero en discordia; prefiero comer, tengo hambre. Si nos pudiésemos ver en un espejo de cuerpo entero, cual somos, descubriríamos por sí mismos en forma directa la doctrina de los muchos. La humana personalidad es tan solo una marioneta controlada por hilos invisibles. El yo que hoy jura amor eterno por la Gnosis, es más tarde desplazado por otro yo que nada tiene que ver con el juramento; entonces el sujeto se retira. El yo que hoy jura amor eterno a una mujer es más tarde desplazado por otro que nada tiene que ver con ese juramento, entonces el sujeto se enamora de otra y el castillo de naipes se va al suelo. El animal intelectual equivocadamente llamado hombre es como una casa llena de mucha gente. No existe orden ni concordancia alguna entre los múltiples yoes, todos ellos riñen entre si y se disputan la supremacía. Cuando alguno de ellos consigue el control de los centros capitales de la máquina orgánica, se siente el único, el amo, empero al fin es derrocado. Considerando las cosas desde este punto de vista, llegamos a la conclusión lógica de que el mamífero intelectual no tiene verdadero sentido de responsabilidad moral. Incuestionablemente lo que la máquina diga o haga en un momento dado, depende exclusivamente del tipo de yo que en esos instantes la controle. Dicen que Jesús de Nazareth sacó del cuerpo de Maria Magdalena siete demonios, siete yoes, viva personificación de los siete pecados capitales. Obviamente cada uno de estos siete demonios es cabeza de legión, por ende debemos sentar como corolario que el Cristo íntimo pudo expulsar del cuerpo de la Magdalena millares de yoes. Reflexionando todas estas cosas podemos inferir claramente que lo único digno que nosotros poseemos en nuestro interior es la ESENCIA, desafortunadamente la misma se encuentra enfrascada entre todos esos múltiples yoes de la Psicología revolucionaria. Es lamentable que la esencia se procese siempre en virtud de su propio embotellamiento. Incuestionablemente la esencia o conciencia que es lo mismo, duerme profundamente. Y entonces veamos como es la Dialéctica de la Conciencia: La Dialéctica de la Conciencia En el trabajo esotérico relacionado con la eliminación de los elementos indeseables que cargamos en nuestro interior, surge a veces el fastidio, el cansancio y el aburrimiento. Incuestionablemente necesitamos volver siempre al punto de partida original y revalorizar los fundamentos del trabajo psicológico, si es que de verdad anhelamos un cambio radical. Amar el trabajo esotérico es indispensable cuando de verdad se quiere una transformación interior completa. En tanto no amemos el trabajo psicológico conducente al cambio, la reevaluación de principios resulta algo más que imposible. Sería absurdo suponer que pudiésemos interesarnos por el trabajo, si en realidad no hemos llegado a amarlo. Esto significa que el amor es inaplazable cuando en una y otra vez tratamos de revalorizar fundamentos del trabajo psicológico. Urge ante todo saber qué es eso que se llama conciencia, pues son muchas las gentes que nunca se han interesado por saber nada sobre la misma. Cualquier persona común y corriente jamás ignoraría que un boxeador al caer noqueado sobre el ring pierde la conciencia. Es claro que al volver en sí, el desventurado púgil adquiere nuevamente la conciencia. Secuencialmente cualquiera comprende que existe una clara diferencia entre la personalidad y la conciencia. Al venir al mundo todos tenemos en la existencia un tres por ciento de conciencia y un noventa y siete por ciento repartible entre subconsciencia, infraconsciencia e inconsciencia. El tres por ciento de conciencia despierta puede ser acrecentada a medida que trabajemos sobre sí mismos. No es posible acrecentar conciencia mediante procedimientos exclusivamente físicos o mecánicos. Indubitablemente la conciencia solamente puede despertar a base de trabajos conscientes y padecimientos voluntarios. Existen varios tipos de energía dentro de nosotros mismos, debemos comprender: Primera.- energía mecánica. Secunda.- energía vital. Tercera.- energía psíquica. Cuarta.- energía mental. Quinta.- energía de la voluntad. Sexta.- energía de la conciencia. Séptima.- energía del espíritu puro. Por mucho que multipliquemos la energía estrictamente mecánica, jamás lograríamos despertar conciencia. Por mucho que incrementáremos las fuerzas vitales dentro de nuestro organismo, nunca llegaríamos a despertar conciencia. Muchos procesos psicológicos se realizan dentro de sí mismos, sin que por ello intervenga para nada la conciencia. Por muy grandes que sean las disciplinas de la mente, la energía mental no logrará nunca despertar los diversos funcionalismos de la conciencia. La fuerza de la voluntad aunque fuese multiplicada hasta el infinito no consigue despertar conciencia. Todos estos tipos de energía se escalonan en distintos niveles y dimensiones que nada tienen que ver con la conciencia La conciencia sólo puede ser despertada mediante trabajos conscientes y rectos esfuerzos. El pequeño porcentaje de conciencia que la humanidad posee, en vez de ser incrementada suele ser derrochado inútilmente en la vida. Es obvio que al identificarnos con todos los sucesos de nuestra existencia despilfarramos inútilmente la energía de la conciencia. Nosotros deberíamos ver la vida como una película sin identificarnos jamás con ninguna comedia, drama o tragedia, así ahorraríamos energía concientiva. La conciencia en sí misma es un tipo de energía con elevadísima frecuencia vibratoria. No hay que confundir a la conciencia con la memoria, pues son tan diferentes la una de la otra, como lo es la luz de los focos del automóvil con relación a la carretera por donde andamos. Muchos actos se realizan dentro de nosotros mismos, sin participación alguna de eso que se llama conciencia. En nuestro organismo suceden muchos ajustes y reajustes, sin que por ello la conciencia participe en los mismos. El centro motor de nuestro cuerpo puede manejar un automóvil o dirigir los dedos que tocan en el teclado de un piano sin la más insignificante participación de la conciencia. La conciencia es la luz que el inconsciente no percibe. El ciego tampoco percibe la luz física solar, mas ella existe por sí misma. Necesitamos abrirnos para que la luz de la conciencia penetre en las tinieblas espantosas del mí mismo, del sí mismo. Ahora comprenderemos mejor el significado de las palabras de Juan, cuando en el Evangelio dice: "La luz vino a las tinieblas, pero las tinieblas no la comprendieron". Mas sería imposible que la luz de la conciencia pudiese penetrar dentro de las tinieblas del yo mismo, si previamente no usáramos el sentido maravilloso de la auto-observación psicológica. Necesitamos franquearle el paso a la luz para iluminar las profundidades tenebrosas del Yo de la Psicología. Uno jamás se auto-observaría si no tuviese interés en cambiar, tal interés sólo es posible cuando uno ama de verdad las enseñanzas esotéricas. Ahora comprenderán nuestros lectores, el motivo por el cual aconsejamos revalorizar una y otra vez las instrucciones concernientes al trabajo sobre sí mismo. La conciencia despierta, nos permite experimentar en forma directa la realidad. Desafortunadamente el animal intelectual, equivocadamente llamado hombre, fascinado por el poder formulativo de la lógica dialéctica, ha olvidado la dialéctica de la conciencia. Incuestionablemente el poder para formular conceptos lógicos resulta en el fondo terriblemente pobre. De la tesis podemos pasar a la antítesis y mediante la discusión llegar a la síntesis, más esta última en sí misma continua siendo un concepto intelectual que en modo alguno puede coincidir con la realidad. La Dialéctica de la Conciencia es más directa, nos permite experimentar la realidad de cualquier fenómeno en sí mismo. Los fenómenos naturales en modo alguno coinciden exactamente con los conceptos formulados por la mente. La vida se desenvuelve de instante en instante y cuando la capturamos para analizarla, la matamos. Cuando intentamos inferir conceptos al observar tal o cual fenómeno natural, de hecho dejamos de percibir la realidad del fenómeno y sólo vemos en el mismo, el reflejo de las teorías y conceptos rancios que en modo alguno tienen que ver nada con el hecho observado. La alucinación intelectual es fascinante y queremos a la fuerza que todos los fenómenos de la naturaleza coincidan con nuestra lógica dialéctica. La dialéctica de la conciencia se fundamenta en las experiencias vividas y no en el mero racionalismo subjetivo. Todas las leyes de la naturaleza existen dentro de nosotros mismos y si entre nuestro interior no las descubrimos, jamás las descubriremos fuera de sí mismos. El hombre está contenido en el Universo y el Universo está contenido en el hombre. Real es aquello que uno mismo experimenta en su interior, sólo la conciencia puede experimentar la realidad. EI lenguaje de la conciencia es simbólico, íntimo, profundamente significativo y sólo los despiertos lo pueden comprender. Quien quiera despertar conciencia debe eliminar de su interior todos los elementos indeseables que constituyen el Ego, el Yo, el Mí mismo, dentro de los cuales se halla embotellada la esencia. Vistas las cosas de esta manera, observemos la capacidad del pintor en trasmitir la imagen de la Dialéctica de la Conciencia, y de la Calumnia como manifestación del Ego. Y si observamos con más detalle vemos que las vestiduras negras de la Calumnia, irradian una sombra tenebrosa, a diferencia de la Sinceridad que esta sin ningún tipo de sombras... Pero que más podremos decir sobre el accionar delictivo de La Calumnia, veamos que nos dice el V.M.Samael Aun Weor en diferentes extractos que hemos realizado: "Todas las murmuraciones, todas las calumnias, intrigas, etc., tienen su origen en el Miedo y la Búsqueda de Seguridad." Para no perder la fortuna, la posición, el poder, el prestigio, se propagan calumnias, chismografías, se asesina, se paga para que se asesine en secreto, etc. Los poderosos de la Tierra se dan el lujo de tener asesinos a sueldos y muy bien pagados, con el propósito asqueante de eliminar a todo aquel que amenace eclipsarles. Ellos aman el poder por el poder mismo, y se lo aseguran a base de dinero y mucha sangre." Educación Fundamental "Ya he sido vejado, humillado, calumniado, perseguido, etc., por enseñar la senda del Matrimonio Perfecto; eso no me importa; en principio me dolían muchísimo las traiciones y calumnias, ahora me he vuelto de acero, y las calumnias y traiciones ya no me duelen. Sé demasiado que la humanidad odia la verdad y aborrece mortalmente a los profetas; así pues, es apenas normal que a mí me odien por haber escrito este libro." El Matrimonio Perfecto "Ya he sido vejado, humillado, calumniado, perseguido, etc., por enseñar la senda del Matrimonio Perfecto; eso no me importa; en principio me dolían muchísimo las traiciones y calumnias, ahora me he vuelto de acero, y las calumnias y traiciones ya no me duelen. Sé demasiado que la humanidad odia la verdad y aborrece mortalmente a los profetas; así pues, es apenas normal que a mí me odien por haber escrito este libro." El Misterio del Áureo Florecer Esto es gravísimo y el ocultista ignorante puede fácilmente confundir la “gimnasia” con la “magnesia”, y convertirse de hecho en un calumniador de las personas, y repetimos, hasta en un asesino. El Matrimonio Perfecto "En todas las escuelas espiritualistas se habla mal del prójimo y se discute como loros. Eso no está bien. Nadie tiene derecho de juzgar a nadie porque ningún hombre es perfecto. Ya nos lo dejó dicho el Cristo: "No juzguéis para que no seáis juzgados”. "Con la vara que midiereis seréis medidos", etc. Nosotros no tenemos derecho de criticar los defectos ajenos. La murmuración y la calumnia han llenado el mundo de dolor y de amargura. La calumnia es peor que el robo. Las discusiones y las polémicas han acabado con muchas escuelas espiritualistas. Cuando dos individuos discuten, lo que tienen es orgullo y soberbia en la mente, ambos quieren demostrar su consabida superioridad a su interlocutor, ambos tienen a satán entronizado en la mente. Nosotros debemos siempre dar respetuosamente nuestro concepto y dejar a nuestro interlocutor la libertad para aceptar o rechazar nuestro concepto. Cada cual es libre de pensar como quiera y nosotros no podemos ejercer coacción sobre la mente ajena, porque eso sería magia negra. La discusión intelectual es luciférica y demoníaca." Los Misterios Mayores Así es que, aquí vemos estas sucesión de defecciones sobre La Calumnia, emanada del agregado psicológico del Orgullo, basada en el Odio, dicen los amados Maestros de la Blanca Hermandad, que quien no conozca el Odio en su interior jamás podrá conocer el Amor, quien no se preocupe de eliminar de su interior la Calumnia jamás encarnara el perfume delicioso de la Sinceridad. Es notable saber también que a todos los Labradores de la Gran Obra, siempre se le calumnian en cualquier momento aparece el pago del ego, que es el ser Calumniado, Difamado, vejado, pero el Iniciado va convirtiendo su propia psicología en una Psicología Robusta dijéramos repitiendo lo del Excelso, en un Hombre de Acero, así debe ser, para poder sortear todas las pruebas que nuestro propio Lucifer interior nos pone, para hacernos merecedores de su Gracia Divina, y limpiar el latón. |
La Calumnia
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